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viernes, 31 de marzo de 2017

Evangelio del día - Lunes 03 de Abril

Lectura del Santo Evangelio según San Juan 8:12-20
12 Jesús les dirigió una vez más la palabra, diciendo: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la Vida».
13 Los fariseos le dijeron: «Tú das testimonio de ti mismo: tu testimonio no vale».
14 Jesús les respondió: «Aunque yo doy testimonio de mí, mi testimonio vale porque sé de dónde vine y a dónde voy; pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy.
15 Ustedes juzgan según la carne; yo no juzgo a nadie,
16 y si lo hago, mi juicio vale porque no soy yo solo el que juzga, sino yo y el Padre que me envió.
17 En la Ley de ustedes está escrito que el testimonio de dos personas es válido.
18 Yo doy testimonio de mí mismo, y también el Padre que me envió da testimonio de mí».
19 Ellos le preguntaron: «¿Dónde está tu Padre?». Jesús respondió: «Ustedes no me conocen ni a mí ni a mi Padre; si me conocieran a mí, conocerían también a mi Padre».

20 El pronunció estas palabras en la sala del Tesoro, cuando enseñaba en el Templo. Y nadie lo detuvo, porque aún no había llegado su hora.
Palabra del Señor.
Evangelio del día - Domingo 02 de Abril

Lectura del Santo Evangelio según San Juan 11:1-45
1 Había un cierto enfermo, Lázaro, de Betania, pueblo de María y de su hermana Marta.
2 María era la que ungió al Señor con perfumes y le secó los pies con sus cabellos; su hermano Lázaro era el enfermo.
3 Las hermanas enviaron a decir a Jesús: «Señor, aquel a quien tú quieres, está enfermo.»
4 Al oírlo Jesús, dijo: «Esta enfermedad no es de muerte, es para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.»
5 Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro.
6 Cuando se enteró de que estaba enfermo, permaneció dos días más en el lugar donde se encontraba.
7 Al cabo de ellos, dice a sus discípulos: «Volvamos de nuevo a Judea.»
8 Le dicen los discípulos: «Rabbí, con que hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y vuelves allí?»
9 Jesús respondió: «¿No son doce las horas del día? Si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo;
10 pero si uno anda de noche, tropieza, porque no está la luz en él.»
11 Dijo esto y añadió: «Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy a despertarle.»
12 Le dijeron sus discípulos: «Señor, si duerme, se curará.»
13 Jesús lo había dicho de su muerte, pero ellos creyeron que hablaba del descanso del sueño.
14 Entonces Jesús les dijo abiertamente: «Lázaro ha muerto,
15 y me alegro por vosotros de no haber estado allí, para que creáis. Pero vayamos donde él.»
16 Entonces Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: «Vayamos también nosotros a morir con él.»
17 Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro.
18 Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios,
19 y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano.
20 Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa.
21 Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano.
22 Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá.»
23 Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará.»
24 Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día.»
25 Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección El que cree en mí, aunque muera, vivirá;
26 y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?»
27 Le dice ella: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo.»
28 Dicho esto, fue a llamar a su hermana María y le dijo al oído: «El Maestro está ahí y te llama.»
29 Ella, en cuanto lo oyó, se levantó rapidamente, y se fue donde él.
30 Jesús todavía no había llegado al pueblo; sino que seguía en el lugar donde Marta lo había encontrado.
31 Los judíos que estaban con María en casa consolándola, al ver que se levantaba rápidamente y salía, la siguieron pensando que iba al sepulcro para llorar allí.
32 Cuando María llegó donde estaba Jesús, al verle, cayó a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto.»
33 Viéndola llorar Jesús y que también lloraban los judíos que la acompañaban, se conmovió interiormente, se turbó
34 y dijo: «¿Dónde lo habéis puesto?» Le responden: «Señor, ven y lo verás.»
35 Jesús se echó a llorar.
36 Los judíos entonces decían: «Mirad cómo le quería.»
37 Pero algunos de ellos dijeron: «Este, que abrió los ojos del ciego, ¿no podía haber hecho que éste no muriera?»
38 Entonces Jesús se conmovió de nuevo en su interior y fue al sepulcro. Era una cueva, y tenía puesta encima una piedra.
39 Dice Jesús: «Quitad la piedra.» Le responde Marta, la hermana del muerto: «Señor, ya huele; es el cuarto día.»
40 Le dice Jesús: «¿No te he dicho que, si crees, verás la gloria de Dios?»
41 Quitaron, pues, la piedra. Entonces Jesús levantó los ojos a lo alto y dijo: «Padre, te doy gracias por haberme escuchado.
42 Ya sabía yo que tú siempre me escuchas; pero lo he dicho por estos que me rodean, para que crean que tú me has enviado.»
43 Dicho esto, gritó con fuerte voz: «¡Lázaro, sal fuera!»
44 Y salió el muerto, atado de pies y manos con vendas y envuelto el rostro en un sudario. Jesús les dice: «Desatadlo y dejadle andar.»
45 Muchos de los judíos que habían venido a casa de María, viendo lo que había hecho, creyeron en él.
Palabra del Señor.
Evangelio del día - Sábado 01 de Abril

Lectura del Santo Evangelio según San Juan 7:40-53
40 Muchos entre la gente, que le habían oído estas palabras, decían: «Este es verdaderamente el profeta.»
41 Otros decían: «Este es el Cristo.» Pero otros replicaban: «¿Acaso va a venir de Galilea el Cristo?
42 ¿No dice la Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David y de Belén, el pueblo de donde era David?»
43 Se originó, pues, una disensión entre la gente por causa de él.
44 Algunos de ellos querían detenerle, pero nadie le echó mano.
45 Los guardias volvieron donde los sumos sacerdotes y los fariseos. Estos les dijeron: «¿Por qué no le habéis traído?»
46 Respondieron los guardias: «Jamás un hombre ha hablado como habla ese hombre.»
47 Los fariseos les respondieron: «¿Vosotros también os habéis dejado embaucar?
48 ¿Acaso ha creído en él algún magistrado o algún fariseo?
49 Pero esa gente que no conoce la Ley son unos malditos.»
50 Les dice Nicodemo, que era uno de ellos, el que había ido anteriormente donde Jesús:
51 «¿Acaso nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle antes oído y sin saber lo que hace?»
52 Ellos le respondieron: «¿También tú eres de Galilea? Indaga y verás que de Galilea no sale ningún profeta.»
53 Y se volvieron cada uno a su casa.
Palabra del Señor.

martes, 28 de marzo de 2017

Evangelio del día - Jueves 30 de marzo

Lectura del Santo Evangelio según San Juan 5:31-47
31 «Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería válido.
32 Otro es el que da testimonio de mí, y yo sé que es válido el testimonio que da de mí.
33 Vosotros mandasteis enviados donde Juan, y él dio testimonio de la verdad.
34 No es que yo busque testimonio de un hombre, sino que digo esto para que os salvéis.
35 El era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis recrearos una hora con su luz.
36 Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado.
37 Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí. Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro,
38 ni habita su palabra en vosotros, porque no creéis al que El ha enviado.
39 «Vosotros investigáis las escrituras, ya que creéis tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí;
40 y vosotros no queréis venir a mí para tener vida.
41 La gloria no la recibo de los hombres.
42 Pero yo os conozco: no tenéis en vosotros el amor de Dios.
43 Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése le recibiréis.
44 ¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios?
45 No penséis que os voy a acusar yo delante del Padre. Vuestro acusador es Moisés, en quién habéis puesto vuestra esperanza.
46 Porque, si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió de mí.
47 Pero si no creéis en sus escritos, cómo vais a creer en mis palabras?
Palabra del Señor.
Evangelio del día - Miércoles 29 de marzo

Lectura del Santo Evangelio según San Juan 5:17-30
17 Pero Jesús les replicó: «Mi Padre trabaja hasta ahora, y yo también trabajo.»
18 Por eso los judíos trataban con mayor empeño de matarle, porque no sólo quebrantaba el sábado, sino que llamaba a Dios su propio Padre, haciéndose a sí mismo igual a Dios.
19 Jesús, pues, tomando la palabra, les decía: «En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta, sino lo que ve hacer al Padre: lo que hace él, eso también lo hace igualmente el Hijo.
20 Porque el Padre quiere al Hijo y le muestra todo lo que él hace. Y le mostrará obras aún mayores que estas, para que os asombréis.
21 Porque, como el Padre resucita a los muertos y les da la vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere.
22 Porque el Padre no juzga a nadie; sino que todo juicio lo ha entregado al Hijo,
23 para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que lo ha enviado.
24 En verdad, en verdad os digo: el que escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado de la muerte a la vida.
25 En verdad, en verdad os digo: llega la hora (ya estamos en ella), en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que la oigan vivirán.
26 Porque, como el Padre tiene vida en sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener vida en sí mismo,
27 y le ha dado poder para juzgar, porque es Hijo del hombre.
28 No os extrañéis de esto: llega la hora en que todos los que estén en los sepulcros oirán su voz
29 y saldrán los que hayan hecho el bien para una resurrección de vida, y los que hayan hecho el mal, para una resurrección de juicio.
30 Y no puedo hacer nada por mi cuenta: juzgo según lo que oigo; y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.
Palabra del Señor.

lunes, 27 de marzo de 2017

Evangelio del día - Martes 28 de marzo

Lectura del Santo Evangelio según San Juan 5:1-16
1 Después de esto, hubo una fiesta de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén.
2 Hay en Jerusalén, junto a la Probática, una piscina que se llama en hebreo Betesda, que tiene cinco pórticos.
3 En ellos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos, paralíticos, esperando la agitación del agua.
4 Porque el Angel del Señor bajaba de tiempo en tiempo a la piscina y agitaba el agua; y el primero que se metía después de la agitación del agua, quedaba curado de cualquier mal que tuviera.
5 Había allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo.
6 Jesús, viéndole tendido y sabiendo que llevaba ya mucho tiempo, le dice: «¿Quieres curarte?»
7 Le respondió el enfermo: «Señor, no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua; y mientras yo voy, otro baja antes que yo.»
8 Jesús le dice: «Levántate, toma tu camilla y anda.»
9 Y al instante el hombre quedó curado, tomó su camilla y se puso a andar. Pero era sábado aquel día.
10 Por eso los judíos decían al que había sido curado: «Es sábado y no te está permitido llevar la camilla.»
11 El le respondió: «El que me ha curado me ha dicho: Toma tu camilla y anda.»
12 Ellos le preguntaron: «¿Quién es el hombre que te ha dicho: Tómala y anda?»
13 Pero el curado no sabía quién era, pues Jesús había desaparecido porque había mucha gente en aquel lugar.
14 Más tarde Jesús le encuentra en el Templo y le dice: «Mira, estás curado; no peques más, para que no te suceda algo peor.»
15 El hombre se fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había curado.
16 Por eso los judíos perseguían a Jesús, porque hacía estas cosas en sábado.
Palabra del Señor.

sábado, 25 de marzo de 2017

Evangelio del día - Lunes 27 de marzo

Lectura del Santo Evangelio según San Juan 6:51-58
51 Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo.»
52 Discutían entre sí los judíos y decían: «¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?»
53 Jesús les dijo: «En verdad, en verdad os digo: si no coméis la carne del Hijo del hombre, y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré el último día.
55 Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida.
56 El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él.
57 Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, también el que me coma vivirá por mí.
58 Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivirá para siempre.»
Palabra del Señor.

Evangelio del día - Domingo 26 de marzo

Lectura del Santo Evangelio según San Juan 9:1-41

1 Vio, al pasar, a un hombre ciego de nacimiento.
2 Y le preguntaron sus discípulos: «Rabbí, ¿quién pecó, él o sus padres, para que haya nacido ciego?»
3 Respondió Jesús: «Ni él pecó ni sus padres; es para que se manifiesten en él las obras de Dios.
4 Tenemos que trabajar en las obras del que me ha enviado mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar.
5 Mientras estoy en el mundo, soy luz del mundo.»
6 Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, y untó con el barro los ojos del ciego
7 y le dijo: «Vete, lávate en la piscina de Siloé» (que quiere decir Enviado). El fue, se lavó y volvió ya viendo.
8 Los vecinos y los que solían verle antes, pues era mendigo, decían: «¿No es éste el que se sentaba para mendigar?»
9 Unos decían: «Es él». «No, decían otros, sino que es uno que se le parece.» Pero él decía: «Soy yo.»
10 Le dijeron entonces: «¿Cómo, pues, se te han abierto los ojos?»
11 El respondió: «Ese hombre que se llama Jesús, hizo barro, me untó los ojos y me dijo: "Vete a Siloé y lávate." Yo fui, me lavé y vi.»
12 Ellos le dijeron: «¿Dónde está ése?» El respondió: «No lo sé.»
13 Lo llevan donde los fariseos al que antes era ciego.
14 Pero era sábado el día en que Jesús hizo barro y le abrió los ojos.
15 Los fariseos a su vez le preguntaron cómo había recobrado la vista. El les dijo: «Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo.»
16 Algunos fariseos decían: «Este hombre no viene de Dios, porque no guarda el sábado.» Otros decían: «Pero, ¿cómo puede un pecador realizar semejantes señales?» Y había disensión entre ellos.
17 Entonces le dicen otra vez al ciego: «¿Y tú qué dices de él, ya que te ha abierto los ojos?» El respondió: «Que es un profeta.»
18 No creyeron los judíos que aquel hombre hubiera sido ciego, hasta que llamaron a los padres del que había recobrado la vista
19 y les preguntaron: «¿Es éste vuestro hijo, el que decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?»
20 Sus padres respondieron: «Nosotros sabemos que este es nuestro hijo y que nació ciego.
21 Pero, cómo ve ahora, no lo sabemos; ni quién le ha abierto los ojos, eso nosotros no lo sabemos. Preguntadle; edad tiene; puede hablar de sí mismo.»
22 Sus padres decían esto por miedo por los judíos, pues los judíos se habían puesto ya de acuerdo en que, si alguno le reconocía como Cristo, quedara excluido de la sinagoga.
23 Por eso dijeron sus padres: «Edad tiene; preguntádselo a él.»
24 Le llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: «Da gloria a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.»
25 Les respondió: «Si es un pecador, no lo sé. Sólo sé una cosa: que era ciego y ahora veo.»
26 Le dijeron entonces: «¿Qué hizo contigo? ¿Cómo te abrió los ojos?»
27 El replicó: «Os lo he dicho ya, y no me habéis escuchado. ¿Por qué queréis oírlo otra vez? ¿Es qué queréis también vosotros haceros discípulos suyos?»
28 Ellos le llenaron de injurias y le dijeron: «Tú eres discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés.
29 Nosotros sabemos que a Moisés le habló Dios; pero ése no sabemos de dónde es.»
30 El hombre les respondió: «Eso es lo extraño: que vosotros no sepáis de dónde es y que me haya abierto a mí los ojos.
31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; mas, si uno es religioso y cumple su voluntad, a ése le escucha.
32 Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un ciego de nacimiento.
33 Si éste no viniera de Dios, no podría hacer nada.»
34 Ellos le respondieron: «Has nacido todo entero en pecado ¿y nos da lecciones a nosotros?» Y le echaron fuera.
35 Jesús se enteró de que le habían echado fuera y, encontrándose con él, le dijo: «¿Tú crees en el Hijo del hombre?»
36 El respondió: «¿Y quién es, Señor, para que crea en él?»
37 Jesús le dijo: «Le has visto; el que está hablando contigo, ése es.»
38 El entonces dijo: «Creo, Señor.» Y se postró ante él.
39 Y dijo Jesús: «Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos.»
40 Algunos fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: «Es que también nosotros somos ciegos?»
41 Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís: "Vemos" vuestro pecado permanece.»
Palabra del Señor.

viernes, 24 de marzo de 2017

Evangelio del día - Sábados 25 de marzo

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 1:26-38
26 Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret,
27 a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
28 Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
29 Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.
30 El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios;
31 vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.
32 El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre;
33 reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.»
34 María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?»
35 El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios.
36 Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril,
37 porque ninguna cosa es imposible para Dios.»
38 Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue.
Palabra del Señor.

miércoles, 22 de marzo de 2017

Evangelio del día - Viernes 24 de marzo

Lectura del Santo Evangelio según San Marcos 12:28-34
28 Acercóse uno de los escribas que les había oído y, viendo que les había respondido muy bien, le preguntó: «¿Cuál es el primero de todos los mandamientos?»
29 Jesús le contestó: «El primero es: Escucha, Israel: El Señor, nuestro Dios, es el único Señor,
30 y amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.
31 El segundo es: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No existe otro mandamiento mayor que éstos.»
32 Le dijo el escriba: «Muy bien, Maestro; tienes razón al decir que El es único y que no hay otro fuera de El,
33 y amarle con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a si mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios.»
34 Y Jesús, viendo que le había contestado con sensatez, le dijo: «No estás lejos del Reino de Dios.» Y nadie más se atrevía ya a hacerle preguntas.
Palabra del Señor.

Evangelio del día - Jueves 23 de marzo

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 11:14-23
14 Estaba expulsando un demonio que era mudo; sucedió que, cuando salió el demonio, rompió a hablar el mudo, y las gentes se admiraron.
15 Pero algunos de ellos dijeron: «Por Beelzebul, Príncipe de los demonios, expulsa los demonios.»
16 Otros, para ponerle a prueba, le pedían una señal del cielo.
17 Pero él, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo queda asolado, y casa contra casa, cae.
18 Si, pues, también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo va a subsistir su reino?.. porque decís que yo expulso los demonios por Beelzebul.
19 Si yo expulso los demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos serán vuestros jueces.
20 Pero si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es que ha llegado a vosotros el Reino de Dios.
21 Cuando uno fuerte y bien armado custodia su palacio, sus bienes están en seguro;
22 pero si llega uno más fuerte que él y le vence, le quita las armas en las que estaba confiado y reparte sus despojos.»
23 «El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama.
Palabra del Señor.

domingo, 19 de marzo de 2017

Evangelio del día - Miércoles 22 de marzo

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 5, 17-19
17 «No penséis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolir, sino a dar cumplimiento.
18 Sí, os lo aseguro: el cielo y la tierra pasarán antes que pase una i o una tilde de la Ley sin que todo suceda.
19 Por tanto, el que traspase uno de estos mandamientos más pequeños y así lo enseñe a los hombres, será el más pequeño en el Reino de los Cielos; en cambio, el que los observe y los enseñe, ése será grande en el Reino de los Cielos.

Palabra del Señor.
Evangelio del día - Martes 21 de marzo

Lectura del Santo Evangelio según San Mateo 18, 21-35
21 Pedro se acercó entonces y le dijo: «Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta siete veces?»
22 Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.»
23 «Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos.
24 Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno que le debía 10.000 talentos.
25 Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase.
26 Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: "Ten paciencia conmigo, que todo te lo pagaré."
27 Movido a compasión el señor de aquel siervo, le dejó en libertad y le perdonó la deuda.
28 Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía: "Paga lo que debes."
29 Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: "Ten paciencia conmigo, que ya te pagaré."
30 Pero él no quiso, sino que fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase lo que debía.
31 Al ver sus compañeros lo ocurrido, se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido.
32 Su señor entonces le mandó llamar y le dijo: "Siervo malvado, yo te perdoné a ti toda aquella deuda porque me lo suplicaste.
33 ¿No debías tú también compadecerte de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?"
34 Y encolerizado su señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía.
35 Esto mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno a vuestro hermano.»
Palabra del Señor.
Evangelio del día - Lunes 20 de marzo

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 4, 24-30
24 Y añadió: "En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria."
25 "Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país; 26 y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón.
27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio."
28 Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira;
29 y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle.
30 Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó.
31 Bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba.
32 Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad.
33 Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces: 34 "¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios."
35 Jesús entonces le conminó diciendo: "Cállate, y sal de él." Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño.
36 Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: "¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen."
37 Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.
38 Saliendo de la sinagoga, entró en la casa de Simón. La suegra de Simón estaba con mucha fiebre, y le rogaron por ella.
39 Inclinándose sobre ella, conminó a la fiebre, y la fiebre la dejó; ella, levantándose al punto, se puso a servirles.
40 A la puesta del sol, todos cuantos tenían enfermos de diversas dolencias se los llevaban; y, poniendo él las manos sobre cada uno de ellos, los curaba.
41 Salían también demonios de muchos, gritando y diciendo: "Tú eres el Hijo de Dios." Pero él, conminaba y no les permitía hablar, porque sabían que él era el Cristo.
42 Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar solitario. La gente le andaba buscando y, llegando donde él, trataban de retenerle para que no les dejara.
43 Pero él les dijo: "También a otras ciudades tengo que anunciar la Buena Nueva del Reino de Dios, porque a esto he sido enviado."
44 E iba predicando por las sinagogas de Judea.

Palabra del Señor.


miércoles, 15 de marzo de 2017

Evangelio del día - Domingo 19 de marzo

Lectura del Santo Evangelio según San Juan 4:5-42
5 Llega, pues, a una ciudad de Samaria llamada Sicar, cerca de la heredad que Jacob dio a su hijo José.
6 Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, como se había fatigado del camino, estaba sentado junto al pozo. Era alrededor de la hora sexta.
7 Llega una mujer de Samaria a sacar agua. Jesús le dice: «Dame de beber.»
8 Pues sus discípulos se habían ido a la ciudad a comprar comida. Le dice a la mujer samaritana:
9 «¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?» (Porque los judíos no se tratan con los samaritanos.)
10 Jesús le respondió: «Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: "Dame de beber", tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva.»
11 Le dice la mujer: «Señor, no tienes con qué sacarla, y el pozo es hondo; ¿de dónde, pues, tienes esa agua viva?
12 ¿Es que tú eres más que nuestro padre Jacob, que nos dio el pozo, y de él bebieron él y sus hijos y sus ganados?»
13 Jesús le respondió: «Todo el que beba de esta agua, volverá a tener sed;
14 pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna.»
15 Le dice la mujer: «Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla.»
16 El le dice: «Vete, llama a tu marido y vuelve acá.»
17 Respondió la mujer: «No tengo marido.» Jesús le dice: «Bien has dicho que no tienes marido,
18 porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo; en eso has dicho la verdad.»
19 Le dice la mujer: «Señor, veo que eres un profeta.
20 Nuestros padres adoraron en este monte y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.»
21 Jesús le dice: «Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
22 Vosotros adoráis lo que no conocéis; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.
23 Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradores verdaderos adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren.
24 Dios es espíritu, y los que adoran, deben adorar en espíritu y verdad.»
25 Le dice la mujer: «Sé que va a venir el Mesías, el llamado Cristo. Cuando venga, nos lo explicará todo.»
26 Jesús le dice: «Yo soy, el que te está hablando.»
27 En esto llegaron sus discípulos y se sorprendían de que hablara con una mujer. Pero nadie le dijo: «¿Qué quieres?» o «¿Qué hablas con ella?»
28 La mujer, dejando su cántaro, corrió a la ciudad y dijo a la gente:
29 «Venid a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será el Cristo?»
30 Salieron de la ciudad e iban donde él.
31 Entretanto, los discípulos le insistían diciendo: «Rabbí, come.»
32 Pero él les dijo: «Yo tengo para comer un alimento que vosotros no sabéis.»
33 Los discípulos se decían unos a otros: «¿Le habrá traído alguien de comer?»
34 Les dice Jesús: «Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado y llevar a cabo su obra.
35 ¿No decís vosotros: Cuatro meses más y llega la siega? Pues bien, yo os digo: Alzad vuestros ojos y ved los campos, que blanquean ya para la siega. Ya
36 el segador recibe el salario, y recoge fruto para vida eterna, de modo que el sembrador se alegra igual que el segador.
37 Porque en esto resulta verdadero el refrán de que uno es el sembrador y otro el segador:
38 yo os he enviado a segar donde vosotros no os habéis fatigado. Otros se fatigaron y vosotros os aprovecháis de su fatiga.»
39 Muchos samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por las palabras de la mujer que atestiguaba: «Me ha dicho todo lo que he hecho.»
40 Cuando llegaron donde él los samaritanos, le rogaron que se quedara con ellos. Y se quedó allí dos días.
41 Y fueron muchos más los que creyeron por sus palabras,
42 y decían a la mujer: «Ya no creemos por tus palabras; que nosotros mismos hemos oído y sabemos que éste es verdaderamente el Salvador del mundo.»
Palabra del Señor.